¡Aquí estoy de nuevo! Lo primero, agradeceros a todos y todas la acojida tan grande que estan teniendo mis experiencias, en sólo 20 días hemos registrado más de 5.000 páginas vistas! Y ya tenemos casi 700 seguidores en nuestro perfil de Facebook. Para mí es algo muy grande que gente de todos lados, creencias y religiones me lean. Porque para mí todas y todos sois mis hermanos de pasión y los que no os habéis contagiado de ella (aún) por lo menos sabréis qué hay detrás de una persona culturista como yo y como muchos de vosotros que sois "musculitos" como nos llaman muchas veces (a que os suena?) pero siempre que sea con corazón y con cariño...
Hoy os voy a regalar un capítulo que a muchos os sonará y a otros os hará saber lo que pensamos y sentimos culturistas de nivel que como la mayoría de vosotros lo damos todo en el gym y como en mi caso y el de muchos de vosotros lo da todo en la vida ayudando a todo el que lo necesita, porque recordad: si no das nada, no recibes nada. Yo me entrego a mi entreno con mi esfuerzo y mi cuerpo me reconpensa con una escultura. Me entrego a la gente y me dan cariño y afecto (la mayor reconpensa, más que el dinero creédme).
¿Han llegado ya las chicas? |
Algunos también van con un aire de superioridad que es aún más patético, porque se puede estar mejor o peor pero nadie es más que nadie. Con esto quiero decir lo que muchos son y hemos sido en alguna etapa de nuestra vida. Ahora miro hacia atrás y recuerdo cosas graciosas (ya iré contando en próximos capítulos). Por ejemplo, yo cuando iba a la playa o a la piscina, en mis primeros años que no había casi culturistas, con lo poco que tenía causaba sensación. Tenía el pelo largo, parecía "Conancito", la gente me miraba con admiración y yo tan contento. Con los años, fueron aflorando físicos cada vez mas "curraos" y espectaculares y, claro, la rivalidad "sana" también afloraba, jeje... Los culturistas nos tomamos el ir a la playa o a la piscina como una pequeña competición. Incluso, a veces si no estás en forma o algo pasado de peso muchos optamos por no ir. Fijaos lo que puede obsesionar este deporte si no se es inteligente. A mí me pasó y no no me gustaría que os pasara a vosotros. Como siempre os digo, esto no tiene que ser un sufrimiento sino una forma de vida con la que os sintais a gusto.
Mañana os contaré la segunda parte de un día en la playa o piscina de un culturista. ¡No os la perdáis!
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